El Rito
Mª Belén Montoro
MEIGA Ediciones
Original
novela de María Belén Montoro que se ciñe con maestría al género
negro pero aplicando parámetros de otras tendencias, que transcurren
desde la novela gótica y fantástica a la novela psicológica.
El
argumento principal se ajusta a las leyes del género. Tras el
descubrimiento del cadáver torturado de una joven en un parque
británico, la policía comienza una investigación por la ciudad
para atrapar al asesino. Sin embargo, la escritora aporta elementos
novedosos a la hora de tratar el nudo y el desenlace. Mª Belen
Montoro planifica la obra de forma coral, sin más protagonista que
el dibujo grisáceo de la propia ciudad y con una pléyade de
personajes necesarios y distribuidos en círculos de relación con la
víctima propiciatoria. Además, plasma con precisión sobre el papel
su conocimiento directo del terreno y nos coloca con crudeza en las mismas aceras de los escenarios.
La
obra está escrita según los cánones de la novela policíaca pero
la autora, valiéndose a veces del estilo directo o del monólogo
interior, logra establecer una simbiosis emocional entre el personaje
y la persona que lee.
La
técnica de enfoque narrativo múltiple permite esa empatía
cotidiana, ya sea con el comisario Stewart (prototipo de viejo zorro
tocado por la desdicha) o del hierático Ortega (parco y frío como
el bisturí que maneja). Son éstos personajes estáticos que
contrastan con otros más dinámicos, como es el caso de Roy, el
joven compañero de Stewart que evolucionará desde la timidez del
bisoño hasta un travestismo espiritual sobrevenido.
La
autora traza, gracias a la técnica del monólogo interior, un perfil
psicológico de los personajes basado en el desnudo emocional y en la
subjetiva percepción de la realidad. Los funcionarios se definen
por sus debilidades. Los malos, por sus actos, simbolizados en sus
tendencias reprobables: el egoísmo, el asesinato, la sociopatía, la
pederastia...
El
ritmo narrativo acompaña a la trama, dilatándose en la presentación
de los personajes y acelerando al llegar al desenlace.
Stewart
sorteará los aguijones de la culpabilidad y buscará la redención
salvaguardando los recuerdos familiares. Ortega reafirmará sus
postulados de animal científico y su fachada de tipo calculador
aunque en su interior naufraguen inclinaciones diversas. Roy
descubrirá un nuevo Yo, en una transmutación estética y necesaria,
como un Pablo en su caída del caballo.
Las
descripciones son ajustadas al objetivo de la novela, sobre todo en
el boceto de la ciudad y de sus barrios (que traducen en su
arquitectura y color las emociones de los personajes) y también en
lo que atañe a los episodios de carácter más técnico, como la
autopsia de la joven, lo que demuestra la gran capacidad analítica,
los conocimientos adquiridos y el acopio documental de la escritora.
El
resultado final de la novela demuestra un trabajo puntilloso de
documentación y planificación casi científica, sorprendente
teniendo en cuenta la juventud de Mª Belén Montoro y entre líneas
se pueden vislumbrar las luces del alma de la escritora y de un rico
universo interior que se muestra sin premura.
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