viernes, 9 de febrero de 2018

Crímenes, de Ferdinand Von Schirach






Crímenes, de Ferdinand Von Schirach
Salamandra. 2012.



Me lo recomendaron hace un año y tardé en leerlo. Se trata de un libro de relatos escrito por un abogado alemán que plasma en sus páginas varios casos, en los que ha participado generalmente como abogado defensor de alguna de las partes. Es una obra que muestra varias historias muy bien contadas y apoyadas en un lenguaje directo y, en apariencia, sencillo. Sin embargo, detrás de esa narrativa se oculta un trabajo de lenguaje meticuloso en el que el autor desgrana con detalle el talante de los protagonistas(delincuentes) exponiendo los hechos desnudos. Pese a que, implícitamente, Von Schirach no se inmiscuye ni  tirita en valoraciones morales, su literatura está empapada de humanidad y de una visión distinta a la  decisión sentenciadora que todo el mundo aplica. Va deshojando los acontecimientos, las pulsaciones, las dudas, y los diálogos de un modo tan cercano que logra sin esfuerzo que el lector desarrolle cierta empatía hacia los actores. Algunos de estos relatos son realmente maravillosos y, al leerlos, adquirimos un cierto poso de calma que anuncia la tempestad.
En el primero de ellos (Fähner) nos muestra un execrable caso   de violencia de género. El marido, presentado magistralmente en todos sus matices psicológicos, asesina a su esposa de la que ha prometido no separarse nunca. Definido en sus actos y en sus gestos, el protagonista parece moverse ante nosotros, despertando un interés literario imposible de ocultar, pese a su horrendo crimen.
Los actos de violencia que se describen en sus párrafos nos acercan a un escritor laborioso, que ha madurado la idea en su cabeza previamente mil veces. En Legítima defensa, un hombre de corriente apariencia mata a dos neonazis en una estación y el autor disecciona la escena de forma impecable, casi cirujana.
Todos los relatos merecen una lectura reposada y es necesario acercarse al libro sin prejuicios, pero con todos los sentidos receptivos pues, en cada definición y en cada personaje, el lector puede oler y ver y palpar la sangre del caído y el ánimo del que permanece en pie.
Imprescindible.

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